jueves, diciembre 24, 2015

JORGE EDUARDO EIELSON. MILÁN, 1994/1998


 



JORGE EDUARDO EIELSON. MILÁN, 1994/1998

 El ojo con que veo a Dios, es el
mismo con el que Dios me ve a mí.

Maestro Eckhart



AMO LOS ASTROS LOS AMANECERES
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998


Las aguas amargas
Las anguilas y las algas
Los árboles antiguos y las alimañas
Amo los armarios y las agujas
Las habitaciones amplias y sin almohadones
Los ángeles atroces pero arrodillados
Loas amores de antes algo amarillentos
Casi siempre absurdos y aterciopelados
Y todas las palabras que empiezan por A
Aunque no digan
Ah





 



YA TODO SE HACE VELOZMENTE
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998


El rocío
Se fabrica en un minuto
La mirada ya no es necesaria
Y en su lugar
Hay una pantalla
Que todo lo sabe. Pero no importa
Todavía quedan las magnolias
Las cosas serán más graves
Cuando desaparezca el dolor
O se vuelva artificial
La soledad

 



COMO TODA PERSONA EDUCADA
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998


 Me lavo al cara y los dientes
Velozmente tomo el desayuno
Con un pie en el automóvil
Y el otro en la almohada
Corro enseguida
Detrás de un resplandor
Regreso a casa
Con la cara asustada
Y un anillo de nada
En la mirada

 


PARA VIVIR BIEN NO ES SUFICIENTE
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998


 Abrir el refrigerador
Y encontrar pollo asado
Y mermelada. Es necesario además
Tener hambre de liz
Y devorar una estrella
Sin tenedor ni cuchillo
Sería bueno también
En estas circunstancias
Ponerse un vestido amarillo
Y darle la mano al vecino
Que no saluda

LA BOCA VERDE LA CARA VIOLETA
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998


El ojo uno solo
Pero absoluto la nariz doble
Y la oreja en forma
De paloma. Grita y solloza
El pincel de Picasso
Sagrado payaso
Que se abre las venas
Por un rojo puro un amarillo vivo
Apenas salido del huevo. Todo
Por una pincelada
Que no sea otra cosa
Que una pincelada

HAY GENTE QUE NO AMA LA GENTE
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998



Porque es diferente
Porque se viste de flores
Y tiene los ojos brillantes
O porque adora un cocodrilo
En lugar de una nevera
O porque todavía alaba el sol
Cuando se eleva y se arrodilla
Cuando baja. Gente llena de amor
A la gente parecida a toda la gente
Cuando en el firmamento
No había una nevera
Sino tan sólo
Un cocodrilo

 TODOS LOS ÁRBOLES Y LOS PÁJAROS DE CELLE
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998


Saben el nombre de Giuliano
Porque Giuliano habla
Con todos los árboles y los pájaros
De Celle. De vez en cuando
Un ruiseñor visita el laberinto
De Morris otro transporta
La música azul de Melotti
En el pico amarillo. Y cada primavera
En su gran anillo verde
Richard Long celebra
Las bodas de yerba de Pina y Giuliano
Como si fuera siempre
La primera

NO HAY POESÍA HAY SOLAMENTE
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998


Vida. Lo que pasa es que la gente
No sabe que la poesía
Es vida y sobre todo
Que la vida es poesía
Todo eso es viejo se dirá
Pero qué importa. Todo es también
Completamente nuevo
Todo es manzana cuando escribo
Y nada es banana
Si no me da la gana

LOS CABALLOS LLEGARON AL ALBA
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998


La gente se despertó llorando
Y salió desnuda a la calle
Los caballos pasaron delante de ella
Como una llamarada
Sus divinas crines eran humo
Y su relincho centellas. La gente
Se arrodilló ante ellos
Como si hubiera visto pasar
Una estrella y les pidió clemencia
Pero ya era tarde. Todo
se había vuelto caballo
Es decir destello


UNA BOTELLA DE LECHE ES UNA BOTELLA
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998


De leche y aunque la leche
De niño no es la misma
Que de viejo la botella de leche
Es la misma. No hay botella
Que no sea de leche ni leche
Que no sea en botella. O no hay botella
Pero tampoco hay leche
O solamente hay botella y la leche
No es de niño ni de viejo
Sino de una muchacha cuyo seno
Es una botella de leche
Que se toma sólo de noche
Y en el lecho

DE PRONTO LA CONVERSACIÓN
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998


Se volvió oscura
Ninguno de los dos entendió
Al otro. Desapareció el teléfono
El agua y la luz dieron origen
A un antiquísimo follaje
En el que no brillaba el sol
Ni la luna. Nuestra conversación
Llegó a ser tan oscura
Que se convirtió en un pantano
Y nosotros dos
En gusanos

CAMINANDO POR LAS CALLES DE MILÁN
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998


Se ven sólo animales
Bien vestidos. Ellas parecen faisanes
Con el cuello de jirafa
Y las piernas de pantera. Ellos
Manejan un tiburón
En lugar de un automóvil
Todos se mueven con gracia
Para desgracia de todos y todos
Tienen cabellos de oro y teléfonos
De seda. Sólo lse falta la luna
Para tenerlo todo
Pero también la mirada

APOYE SUAVEMENTE LA CABEZA
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998


En una almohada
Sonría un minuto solamente
Imagine que no existen
El bien ni el mal
Y verá que de inmediato
Su pensamiento y su esqueleto
Se volverán de cristal

QUIZÁS EL UNIVERSO
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998


Es una pompa de jabón quizás
Es solamente espuma
Una esponja siempre vacía
Y siempre llena. Quizás
Lo que llamamos luz
Es la sombra de Dios
Y lo que llamamos Dios
Somos nosotros mismos
Que también somos espuma
Pompa de jabón esponja
Siempre llena
Y siempre vacía

LOS LIBROS QUE PREFIERO NO SON DE PAPEL
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998


Sino de yerba de madera
De alabastro de misteriosas materias
Que quizás no existen
Antiguos libros de piedra
Grabados por la sangre y el sollozo
Escritos por la lluvia
Y por los siglos que ya nadie lee
Ni conoce. Pero mi libro predilecto
No es de cristal ni de hulla
Sino de carne y hueso tiene páginas
De seda como tus mejillas
Y es sagrado

CANTO LA BELLEZA DE MI CAFETERA USADA
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998


Verdadera clepsidra
En la que mi tiempo se acaba
Gracias a ella aprendí
La amargura y el azúcar de la vida
Gracias a ella encontré
El sol posado en mi cuchara
Y todo el firmamento encendido
Por la indescriptible fragancia
De mi cafetera

 HAY UNA ESTATUA EN FLORENCIA
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998


Que nadie conoce
Pero que me ofrece
Todo el mármol de su cuerpo
Y su sonrisa cansada
Yo la abrazo con ternura
Y ella me dice al oído
Que yo también soy la estatua
De un artista desconocido
Y además respiro

TODO ES PARÍS PARA MÍ
 Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998


Y Roma es también Nueva York
O Lima. En todas partes respiro
Me pongo un pantalón y sonrío
En todas pates me levanto
Y me acuesto mirando las estrellas
Aunque no haya ninguna de ellas
Mi nombre es Jorge y soy el mismo
Mozalbete que leía Rimbaud
Y Mallarmé llorando como un niño
Todos mis sueños y mis heces
Son las mismas en París Roma
Nueva York o Lima

NO ME ES POSIBLE ESCRIBIR
 Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998

 
Sin recordar
Por lo menos tu nariz padre César
No me es posible enterrar tu perfil
En una rima y nada más. El fulgor
Que pone en marcha mi esqueleto
Y tiñe mi sangre de rojo
No viene de las estrellas
Sino de ti padre César
Tú que ayunabas noche y día
En este mundo pero te nutrías
De universo ¿cómo hiciste
Para convertir tu sollozo
En pan de todos tu desesperación
En agua pura?

 TODOS LOS OBJETOS DEL MUNDO
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998

 
Son horribles pajarracos
Que me acechan por doquier
En forma de zapatos llantas
Platos rotos bicicletas
Botellas y teléfonos sin fin
Todos los objetos del mundo
Me devoran los dos ojos
Los intestinos las orejas
Y hasta mi soledad y mi camisa
Horrendamente convertidas
En una comida

NO SE TRATA DE JUGAR TRANQUILAMENTE
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998

 
Con el pene o la vagina
Como si fueran pájaros o peces
No es suficiente penetrar
En el fondo de otro cuerpo
Con el glande o la mirada
Nuestra sangre y nuestros huesos
Son tinieblas que se juntan casualmente
Y eso es todo. Mas el amor verdadero
Es un gigante de oro
Que no tiene pene ni vagina
Y que tampoco muere

INMEDIATAMENTE DESPUÉS DE HABER LEÍDO
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998

 
Estas palabras
Cierre puertas y ventanas
No parpadee demasiado
No asuste la temblorosa
Mariposa amarilla
Posada en una silla
Tire la cadena del water
Y deje correr la vida
Como si nada hubiera pasado
Responda al teléfono enseguida
Hable de cosas tontas y sabidas
Cuelgue el teléfono otra vez
Pero considerando ahora
Que el mundo entero es sólo
Esta misteriosa mariposa ammarilla
Posada en una silla

SI TODO LO QUE SE ANUDA
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998

 
Se anuda solamente
Todo se vuelve nada
Si se anuda un zapato
Se anuda también el pie
Y el zapato se vuelve todo
Si no se anuda nada no hay nudo
Ni pie ni nada y en lugar de todo
Hay de nuevo un zapato cuya medida
Es un número nulo que nos anuda a la nada
Y nuevamente
Al zapato

YO QUE SOY UN PAYASO
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998

 
Sin oficio y sin calzado
Yo que todavía
Guardo mi vieja luna
Y mis luceros de hojalata
En el armario. Yo que todavía
Me lleno de cascabeles y rocío
Que no vendo mi corazón
A ningún precio sé solamente
Que todo el cielo es mío
Porque soy un payaso
Enamorado y porque soy niño
Todavía


BRILLANTE Y TRANSPARENTE MAESTRO
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998

 
Fue mi mar. Nadando
En sus aguas saladas corriendo
Sus altas olas aprendí a vivir
Sobre la tierra. A comprender
Que el silencio puede ser todo
A leer en las estrellas claramente
A no confundir el agua con la espuma
Ni la espuma con la vida
Sólo nadando pero también llorando
Descubrí la sal que nos unía
Y el pescado azul de nuestro origen
Completamente solo
Con las olas

CONTEMPLO LA BASURA
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998

 
Y veo una rosa
Pero no una rosa en la basura
Sino la basura convertida en una rosa
Observo una rosa y veo la basura
Que alimenta su belleza
A través de su corola y sus raíces
Así la rosa y la basura
Son la misma cosa
Porque hoy día son basura
Y mañana rosa

NACEMOS DESNUDOS COMPLETAMENTE SOLOS
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998

 
Y ensangrentados. Lloramos
Porque sabemos que somos gusanos
Vemos crecer nuestros huesos
Y nuestros sollozos
Como si fueran maleza. Nos consideramos
Pájaros a veces a veces ceniza
Y todo eso velozmente
En un miserable minuto antes
De cerrar los ojos nuevamente
Como si nada hubiera pasado
Y regresar a la tiniebla
Y al gusano

HOY QUISIERA HABLAR DE MI CONCIERTO
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998

 
De trapos de mi saxofón
De terciopelo azul de mi clarinete
Que sube y baja como el sol
Hasta alcanzar la divina incandescencia
Del tambor y la trompeta. Hay además
Un piano de fieltro violeta
Cuyas notas cubren la orquesta
Como la marea. Así la música
No se oye el silencio de dibuja
En la rutina y el ritmo
El ritmo el ritmo
Es siempre atroz y soberano
Como el océano

CUBRO TU CUERPO
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998

 
Con una sábana blanca
Sobre un lecho sombrío
Y el único fulgor que veo
Debajo de ella es tu hermosura
Cubro también la luna cubro todo
Con una sábana blanca
Porque todo es para mí una estatua
Completamente desnuda
Pero escondida


ME SIENTO ANTE MI MESA SERVIDA
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998

 
Levanto una cuchara
Sobre mi plato que humea
Pero no es mi mano que se mueve
Ni mi pensamiento ni mi plato
Ni tampoco mi esqueleto
Sino todo el firmamento
Que resplandece en mi cuchara
Y me alimenta cada día

TODA MÁQUINA ES INÚTIL
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998

 
De nada sirve multiplicar
La mirada o retardar
La velocidad del dolor
Desde hace millones de años
No hay estrella que acelere
Su esplendor ni tortuga que desee
La rapidez del halcón
La lentitud también
Es una máquina celeste
Que se mueve entre nosotros
Y que no supera nunca
La velocidad
Del amor

ES POSIBLE QUE LA SOMBRA
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998

 
Sea un animal que nos protege
Del exceso de luz. O que tal vez
La verdadera sombra
Sea un ciervo
Y que la única cosa
Que nos acompaña en la vida
Sea su sombra

VEO LAS LÍNEAS DE NAZCA
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998

 
En la palma de mi mano veo
La cola del mono en mi cerebro
Y muchas otras líneas
Que atraviesan mi pupila
Mi corazón y mis sentidos
Y terminan en el suelo
En radiantes espirales
Como si brillaran
Como si copiaran
Las del cielo

ADORO TUS PIERNAS DESNUDAS
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998

 
Adoro todo lo que nace
Y lo que muere entre ellas
Hay un manantial de aguas sagradas
En su centro de mariposa
Púrpura y templada
Que llamamos vida. Adoro
Tus muslos cuando orinas
Tus rodillas altas en el día
Y plegadas en la noche
Con olor a yerba
A tierra mojada
Y a caballo

MI CORAZÓN ES UN GORRO ESCARLATA
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998

 
Y doloroso
Que a veces llevo en la cabeza
Otras en el trasero
Tan lleno de cascabeles
Y musarañas
Que me hace sentir un payaso
Cuando no soy ni siquiera
Un hombre cualquiera

TODO LO QUE SABEMOS DE JAVIER
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998

 
Es que tiene alas
Sabemos que cultiva una magnolia
De nombre Ilia
Y una antiquísima criatura
Llamada poesía. Sabemos que no lleva
Cascabeles ni oriflamas pero usa
Zapatos azules cuando escribe
Lo que no sabemos es
Cuánto fulgor soporta su corazón
De niño sabio y sencillo
Ni cuánto dolor esconde
En el bolsillo

EXCAVO EN MI DORADO PERÚ
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998

 
Un reino puro y encuentro
Una cuchara. Excavo más
Y sale el rey con toda su joyería
Y la reina mía enterrada
Cuya mirada me estremece
Excavo y excavo todavía
Y es mi osamenta que hallo ahora
Y el trono ensangrentado
Que allí me espera

CUANDO EL SEÑOR PÉREZ SALIÓ DE SU CASA
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998

 
No encontró su automóvil
Ni la ciudad en que vivía
No encontró sino vidrios
Y un deslumbrante animal
De una belleza indecible
El animal miró al señor Pérez
Y éste comprendió enseguida
Que nada de eso era cierto
Aunque la verdad es que nunca más
Abrazó a su esposa ni a sus hijos
No encontró la ciudad en que vivía
Ni su automóvil ni su casa

TOMAR UN VASO DE AGUA ES UNA OPERACIÓN
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998

 
Luminosa. Es comprender de improviso
La transparencia del aire
Antes de volverse nube
Es cubrirse la cara de lágrimas
Sin renegar la sonrisa
Tomar un vaso de agua
Es vestirse de lluvia y granizo
Y levantando sólo un brazo
A la altura de los labios
Convertir el mundo entero
En un vaso de agua

LA GENTE DICE QUE ME HE VUELTO LOCO
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998

 
Porque no uso corbata
Ni sombrero. O porque me enamoro
Siempre cuando llueve
O hace frío. La gente se ríe
De mi corazón cuando estornudo
Cuando lloro o cuando respiro
Pero la verdad es que la gente
Detesta mi cara de payaso
Asustado. Y sobre todo mi bolsillo
Siempre vacío y la oscuridad
En que me muevo entre destello
Y destello

EN EL SOMBRERO DE FIELTRO DE BEUYS
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998

 
Hay un conejo asustado
Que se llama vida
Hay una flor de margarina
Dos o tres gotas de sangre humana
Y un par de zapatos viejos. Todo
Cuidadosamente cubierto
Por un paño oscuro
El resplandor de una bombilla
Para una vez más salvar la vida
De un conejo tibio
Misteriosamente nacido
En un sombrero

GUARDO DE LIMA UNA BOTELLA
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998

 
Llena de lluvia
Y un puñado de arena
En el pañuelo. A veces recuerdo
La luz de su nublado cielo
Y la acaricio
Como se acaricia una perla
En el bolsillo

 LA PAZ DE OCTAVIO
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998

 
Era esa luz azul
Que llevaba en la solapa
Y que le permitía ver el revés
De las cosas. Gracias a ella
Sabía que en cada criatura
Hay una mariposa
Que comienza en la oruga y se acaba
En el gusano. Dicha mariposa
Vuela ahora entre nosotros
Tiene las alas azules de Octavio
Pero es una mariposa
Que nunca se acaba

AMO LOS OBJETOS Y LAS PERSONAS CLARAS
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998

 
La redondez de la esfera
Y la perfección de la escuadra
Amo los árboles verdes
Y las manzanas roja
Más sin saber por qué
Amo también la sombra
Y mi sombrío corazón tampoco lo sabe
¿Lo sabe quizás la estatua
De esa muchacha que me espera noche y día
Hundida entre mis huesos?

PUEDE SER QUE DIOS SEA UNA ESFERA
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998

 
Tan grande pero tan grande
Y a la vez tan pequeña
Que nunca podremos verla
Ni tocarla. Puede ser también
Que no exista cifra alguna
Para medirla ni palabra
Para nombrarla. Pero entonces
¿Por qué todos los días
Apenas abro los ojos
Veo una esfera amarilla
Que me llena de estupor
Y maravilla?

RESPIRA TÀPIES
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998

 
Tras el muro
No hay cemento puro
Ni caja de cartón que encierre
Su mirada. No hay ventana abierta
Ni puerta cerrada
Ni firmamento que amenace
Su respiración
Sagrada

LA POESÍA ES PARA MARTHA
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998

 
Un avión amarillo
Con el que sale volando
A cada instante. Es allí que escribe
Siempre entre las nubes
Versos de carne y hueso
Para David. Pero enseguida
Sin que nadie la vea
Sube y sube todavía
Ya sin avión amarillo
Sin David
Sin lapicero
Sin nada

HOY ME DESPIDO DE MI PATRIA
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998

 
Siempre salada y luminosa
Gracias a su pescado
Y a la divina espuma
De mi infancia en el océano
Cruel arena sin embargo
Que no alimenta niños ni animales
Que viven sólo de huesos
Y limosnas. Adiós extraña patria
Purgatorio del plateadas olas. Adiós
Pescado azul adiós
Arena atroz

TODO EL MUNDO SE REPRODUCE Y PERECE
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998

 
Encima de una cama. Yo vivo feliz
Rodeado de cucarachas y de espuma
Debajo de la cama

ME GUSTAN LOS PÁJAROS BLANCOS
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998

 
Me gusta el azúcar la nieve
Y la sal de la vida. Me gustan
Las noches blancas y la blancura
De la luna. Me gusta la leche
Los osos polares y la espuma
Las paredes y las sábanas blancas
Me gusta el color blanco
Y naturalmente el papel blanco
Antes de escribir en él
La palabra blanco

EL SOL DE LONDRES ES COMO WILLIAM
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998

 
Que parece tan lejano
Y está siempre al alcance
De la mano. es como el Támesis
Que tranquilamente llega
Del pasado y recorre Brockwell Park
Hasta encontrar la casa
De William. Sólo para recordarle
Que en un día neblinoso
Como éste Dios creó la rosa
En Londres

LOS HOMBRES DE NEGOCIOS NO RESPIRAN
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998

 
No sollozan no conocen
Las magnolias. A duras penas orinan
Y defecan cuando pueden. Tampoco
Aman ninguno y ninguno
Los ama. No hay animales más veloces
Ni más cercanos a la muerte
Que estos seres vacíos
No hay cosa que no deseen
Ni que les sea negada más a su contacto
Todo se vuelve nada
Los hombres de negocios
Son tan veloces y tan necios
Que no conocen
El ocio

HAGA PEDACITOS ESTA HOJA DE PAPEL
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998

 
Y arrójelos por la ventana
Junto con sus pesares
Sus calcetines y sus uñas
Alguien los recibirá en el suelo
Como quien recibe
Una lluvia del cielo

TODOS DICEN QUE LA REALIDAD
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998

 
Es un cubo negro. Pero tal vez
Somos nosotros que no vemos
No sabemos qué cosa es
La realidad y la confundimos
Con un cubo negro

A PESAR DE TODO LO VIVIDO
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998

 
Y lo soñado mi única corona
Es mi pobreza
Y mi sangre púrpura y cansada
Mi único manto en la vida
Eterno príncipe de nada
Nada me vuelve más feliz
Ni más ligero
Que mi corona

SÉ PERFECTAMENTE QUE MI CASA
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998

 
Es una estrella
Que se llama vida
Y que esa estrella es la tierra
Y que después tendré otra casa
En otra estrella
Llamada muerte

DESPUÉS DE TODO LO QUE HE VISTO
Jorge Eduardo Eielson. Milán, 1994/1998

 
En la vida sigo creyendo
Que no hay nada más sencillo
Ni más bello
Que una botella de vino
Cuando llueve
Y no nos queda sino el fuego
Por amigo

VEO UNA ESFERA AMARILLA
Jorge Eduardo Eielson. Milán, 1994/1998

 
Pero cuadrada que apenas brilla
Y ya no es nada. Veo millares
De esferas amarillas
Que no son cuadradas
Y que tampoco brillan

SONRÍE DIOS EN LA PANTALLA
Jorge Eduardo  Eielson. Milán, 1994/1998

 
Del cielo. Veo su semblante
Hecho de rayas y puntos
Luminosos. Pero no estoy seguro
Si es el suyo o es el mío
Apago la televisión
Y yo también sonrío

miércoles, diciembre 23, 2015

POESÍA CHINA : Bebiendo solo a la luz de la luna por Li Po


Bebiendo solo a la luz de la luna por Li Po

.


Bebiendo solo a la luz de la luna por Li Po



Si el Cielo no tuviera amor por el vino,
no habría una Estrella del Vino en el cielo.
Si la Tierra no tuviera amor por el vino,
no habría una ciudad llamada Fuentes de Vino.
Como el Cielo y la Tierra aman el vino,
puedo amar el vino sin avergonzar al Cielo.
Dicen que el vino claro es un santo,
el vino espeso sigue el camino (Tao) del sabio.
He bebido profundamente de santo y de sabio,
¿qué necesidad entonces de estudiar los espíritus y los inmortales?
Con tres copas penetro el Gran Tao,
tomo todo un jarro, y el mundo y yo somos uno.
Tales cosas como las que he soñado en vino,
nunca les serán contadas a los sobrios


* * * * *

 

domingo, diciembre 20, 2015

CANDICE BERGEN POR MARCO MARTOS·




CANDICE BERGEN

POR MARCO MARTOS· 

Hay una forma de mirar que tiene Candice Bergen,

apoyando la cabeza sobre sus níveos brazos,

un cristal de la gracia de las mujeres,

una gana de vivir por vivir sin hartazgo,

como el agua de la lluvia del interminable verano,

que te hace sentirte único en su vida,

aunque esté sola en el ecran moviéndose hace años,

detenida en el tiempo y la historia

como algo de lo más bello de los seres humanos.

jueves, diciembre 03, 2015

HABLEMOS SOBRE LIDERAZGO FANNY JEM WONG (PARTE 2)

HABLEMOS SOBRE LIDERAZGO FANNY JEM WONG



HABLEMOS SOBRE LIDERAZGO. (PARTE 2) 
FANNY JEM WONG EN LA ASOCIACIÓN DE TÉCNICOS Y OFICIALES DE MAR EN SITUACIÓN DE RETIRO. 
ACTIVIDAD REALIZADA POR LA ESCUELA DE PSICOLOGÍA, 
COMO PARTE DEL SERVICIO A LA COMUNIDAD.


HABLEMOS SOBRE LIDERAZGO FANNY JEM WONG (PARTE 1)

HABLEMOS SOBRE LIDERAZGO.
 (PARTE 1) FANNY JEM WONG
 EN LA ASOCIACIÓN DE TÉCNICOS Y OFICIALES DE MAR 
EN SITUACIÓN DE RETIRO.
 ACTIVIDAD REALIZADA POR LA ESCUELA DE PSICOLOGÍA , 
COMO PARTE DEL SERVICIO A LA COMUNIDAD.













lunes, noviembre 30, 2015

EPICEDIO EN HONOR DE CLAUDIO MARCELO POR MARCO MARTOS


EPICEDIO EN HONOR DE CLAUDIO MARCELO
POR Marco Martos

 
Son hermosas las aguas tibias de puerto Bayas,
estanques humeantes de calmada felicidad,
pero son crueles y despiadadas con los descuidados veraneantes
que no queman incienso a Nepturno deslizándose con su tridente
en la profundidad de aquellas corrientes transparentes
entre peces y sirenas en el fondo de los ríos y los mares.
Ha muerto Claudio Marcelo, hijo de Octavia, hermana de Augusto,
casado con Julia, la hija del emperador.
Tenía veinte años y se precipitó al fondo de las aguas,
no sabemos los detalles, apenas los imaginamos
y de nada sirve ese divagar. Tal vez un calambre,
una confianza excesiva en la fuerza de su contextura,
o la soberbia del que es descendiente de los dioses
y considera, equivocándose, que tiene el destino de los inmortales.
Tenemos que aplacar al can Cerbero con sus tres gargantas ladradoras
y darle una moneda a Caronte en su barca trágica,
para que Claudio Marcelo atraviese el Leteo, el río del olvido,
y regrese victorioso en la memoria de los romanos
como Cayo Julio César, aquel hombre de su linaje
que se alejó a las estrellas, fuera del camino de los hombres.
Claudio Marcelo acaba de morir y queda vivo en la historia
mientras alguien lea con algún aprecio
los versos que en su honor compuso Sixto Propercio
en una mañana de verano radiante, en Roma.

DIATRIBA CONTRA QUINTO HORACIO FLACO, ESCRIBE ANDRÓMEDA

DIATRIBA CONTRA QUINTO HORACIO FLACO, ESCRIBE ANDRÓMEDA
POR Marco Martos

 
Una vez te atisbé en Filipos, Quinto Horacio Flaco,
en los finales de la batalla, y vi que huías, desdichado.
Hasta ese momento te admiraba, indiferente a lo que otros poetas, colegas tuyos,
llamaban la poquedad de tus versos.
Me gustaba tu noción de dorada medianía, la aspiración
a ser alguien, lejos de los honores fatuos,
y ese encandilamiento, la verdad, continúa.
También apreciaba tus palabras sobre el mundo presente,
aquellas que elogian a la flor del día como única,
irrepetible dicha, y eso sigue siendo válido.
Y me encantaban tus reflexiones sobre la fugacidad
de la vida en medio de las cuatro estaciones del año.
Pero tú escapabas de la batalla y eso quedó en mis retinas.
Te decías republicano y combatías en las huestes de Bruto,
el indeseable asesino de Cayo Julio César, su padre putativo.
Estabas equivocado, pero en fin, luchabas por lo que creías.
Salvaste la vida, verdad, y eso vale algo,
aunque huiste del fragor de la batalla.
Mañana estarás en Roma, mendigando un lugar
a los vencedores, a Octavio Augusto o a Mecenas.
¡Estoy segura! No te atrevas a escribirme,
no me busques, malandante, olvida mi nombre.
La que te besó en Filipos no existe, la has soñado.

¿PLUMAS O ESPUMAS? POR MARCO MARTOS



¿PLUMAS O ESPUMAS?
POR Marco Martos

 
¿Son plumas o espumas lo que luce el mar?
¿O son blanco reflejo de agua y de luz
de los pájaros del otoño?
¿O son óptica belleza que nace
de lo oscuro de las simas
como símbolo absoluto de que lo que permanece
se mueve, siempre se mueve, camino de la eternidad?

ANDRÓMEDA, ESCRIBE HORACIO POR MARCO MARTOS





ANDRÓMEDA, ESCRIBE HORACIO
POR Marco Martos

 
Te percibí días antes de la batalla de Filipos,
desgraciada para la república de Roma,
luz del amanecer para el imperio de Augusto.
Recogías nenúfares a orillas del río
y tu sonrisa condensaba la alegría del universo.
Quedé cautivado por tu belleza
y por tu nombre mítico, Andrómeda.
Chocaron las armas, escapé por milagro de la muerte,
y no volví a verte Andrómeda, salvo en sueños.
¡Qué triste mi vida en Roma como Cuestor del imperio!
No es un bálsamo la amistad de Mecenas, conseguida luego,
ni conocer a Virgilio, ni al mismo Octavio coronado,
ni alternar con las patricias romanas.
¡Quiero arrojarme en tus brazos
y tú me has arrojado al olvido para siempre!

CAMPANA POR MARCO MARTOS



CAMPANA POR MARCO MARTOS
 
Hay una campana en el centro de mi corazón
que ha perdido su badajo en alguna olvidada batalla.
Muda campana del sufrimiento.
Suena cuando llega el viento
y se pasea por sus concavidades.
Ese ulular es ajeno, parece venido de muy lejos,
algo que va más al fondo del metal y de las ráfagas.
Sonido de una deidad casi inaudible,
semejante al más profundo silencio.
¿Para qué sirve una campana que no llama a la gente?

HOJA DE VIDA POR RICARDO GONZÁLEZ VIGIL

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